Hugo Rafael Chávez Frías, la educación Liberadora
Hugo Rafael Chávez Frías, la educación Liberadora
Los que ya no somos tan jóvenes, sabemos que antes de la revolución,
nuestra patria, fue cayendo en un abismo, una espacie de hueco sin fondo, donde
se hundía lo bueno y más nunca salía. Así, aquella Venezuela llena de recursos
de todo tipo, cayó de rodillas ante el capitalismo. Esto, tuvo una consecuencia
lógica; la expresión del capitalismo en Venezuela, tomó el poder del estado,
por culpa de presidentes y autoridades títeres. Así, se fueron dilapidando las
riquezas, por parte de un estado y una burguesía, que no tomaron en cuenta a
los humildes y estos, por decir lo menos, comenzaron un éxodo hacia las
capitales de estado y de esa manera, se llenaron los cerros de Caracas y las
zonas periféricas de las grandes ciudades; de excluidos, de pobreza extrema.
Para hablar, de la pedagogía emancipadora, debemos comenzar por el maestro
del Libertador y una de las raíces, junto a Simón Bolívar y Ezequiel
Zamora; del árbol de las tres raíces; el maestro, Simón Rodríguez, es el
inspirador de la educación crítica, libertaria y emancipadora de América Latina
y el Caribe. Sus ideas tienen plena vigencia para todo nuestro proceso, en el
que estamos viviendo y donde se trabaja, para una educación que nos libere, de
lo objetivo y nos haga encontrar la subjetividad que necesitamos urgentemente.
Lo esencial, es lograr una educación que libere a la mujer, al hombre. Si, nos
atenemos a la constitución, en ella se señala que la educación y el trabajo son
los principales pilares para la construcción de la nueva república. Esto, ya lo
señalaba el maestro del Libertador Simón Rodríguez como una premonición y decía
“la integración de la educación y el trabajo, contribuyen con el surgimiento de
un hombre emancipado”, es un referente que tenemos, como raíz histórica.
(Correo del Orinoco p.10).
Como docente, lo considero un referente, sine qua non, para los profesores.
Para los que creemos en la revolución, en la independencia, en la libertad,
buscando construir la verdadera educación social. Es sin duda, Simón Rodríguez,
el modelo a seguir. Por eso, el pueblo debe buscar romper definitivamente con
la explotación capitalista, avanzando en los procesos de construcción de la
dirección político, intelectual, cultural, moral, ya que la misión histórica de
la educación bolivariana, es ser una alternativa popular, socialista, para la
revolución. Es así, como el comandante Hugo Chávez, se propuso llevar la
educación a todos los rincones patrios, sabía que cuando el pueblo asumiera
definitivamente el proceso de formación y educación, se liberaría, él nos dijo:
“en los años noventa, los jóvenes no tenían como estudiar, ni donde estudiar,
el estado los abandonó y de ahí el aumento de la pobreza” (Aló Presidente Nº
357).
Nuestro eterno comandante decía en su programa, “el pensamiento de
Simón Rodríguez trascendió el Siglo XIX porque nos hace reflexionar sobre la
complejidad, bajo la premisa de educarnos para el trabajo liberador. Recordemos
lo de, o inventamos o erramos, eso significa liberarse de lo
conservador, de lo establecido y lograr nuevas formas de hacer las cosas que
nos lleven, de verdad, a la liberación”. (Aló presidente Nº357) Por eso,
en la práctica de la docencia, es vital comprender nuestra sociedad y luchar
por transformar conscientemente nuestra realidad, desde la práctica
revolucionaria. De ahí, que la ética de la revolucionaria y el revolucionario
no puede ser esperar que el gobierno sea el que haga todo, debemos actuar con
conciencia ética y política, buscando la suprema felicidad social.
Fue Simón Rodríguez, quien inculcó al adolescente Simón Bolívar, la
emancipación; le enseñó a ser revolucionario. Por supuesto que existen muchos
teóricos; como Carlos Marx, quien en el siglo XIX, también estudio esto
profundamente o más recientemente, en el siglo XX, un referente infaltable,
como lo es Paulo Freire, quien con sus escritos abrió cátedras universitarias
sobre la educación liberadora y alternativa. Pero, como menciona a los niños, y
tengo dos, no puedo dejar de nombrar a Luis Beltrán Prieto Figueroa (2006),
quien nos dice: “El porvenir puede estar cerca o lejos, pero hay que
prepararlo, y buscar en él, la satisfacción de profundas aspiraciones que no
fueron cumplidas en el pasado, ni en el presente presuroso. No obstante, el
pasado puede suministrar experiencias, que no son despreciables y el presente,
que es una actualidad, que pronto se convierte en pretérito, también sirve de
base, al futuro desconocido. La actividad del maestro vuelta hacia el pasado,
puede dar origen a una educación perennista; la fundamentada en el presente, da
valor a la vida, que es objetivo indeclinable del proceso formativo de
los seres humanos. Todo converge hacia el porvenir, en el que podrá medirse el
efecto de la actividad de los educadores, del tiempo, del medio que nos rodea.
Eso nos conduce, a una previsión sobre los niños, que ocupan los bancos de la
escuelas y van a ser hombres de un quehacer, cuyos principios les fueron
suministrados por el maestro, por sus padres y por la sociedad”. (p. 102)
Es así, como en el día a día, en los salones de clases y otras áreas de de
las distintas aldeas, en donde compartimos con estudiantes, profesores y
trabajadores, tratamos siempre de estar centrados, en un modelo humanista, mas
no conductista; en una relación de un mismo nivel, no, en un piso superior. Los
estudiantes de las décadas del punto fijismo, se aprendían por caletre, todo.
Lo nuestro, no necesita de caletres, no necesita de lo repetitivo, porque se
trata de crear y volver a construir, para crear, nuevamente; no debemos tan
solo limitarnos al salón de clases, debemos como en nuestro caso, ir a una
montaña o a una de nuestras plazas; La Plaza Bolívar, por ejemplo y compartir
con estudiantes, para inventar o errar; si el invento es bueno, trasciende; si
es malo, seguimos inventando. Es así, como nos quitaremos de encima el
capitalismo, recordando que no hay que cambiar al mundo, sino que hay que
cambiar el sistema, un sistema capitalista, que nos está autodestruyendo. Un
mundo que ve, como, hasta los osos polares, están desapareciendo, junto al
hielo, porque el calor que producimos, el humo, la polución, la contaminación;
ya no lo soporta ni la propia MADRE TIERRA.
Recordemos, que somos sujetos constructores de realidades, como lo decía
Samuel Robinson, seudónimo que tuvo que usar Simón Rodríguez, cuando huyó a
Jamaica perseguido por los españoles. Más recientemente, Paulo Freire, utilizó
esas nociones de Simón Rodríguez. Por eso, como constructores de
realidades, a los estudiantes, tratamos de transmitirles que aún somos
esclavos, a ellos les recalco; que si al dueño del negocio donde trabajas le da
por botarte, te bota y listo. Que debemos estudiar, para dejar atrás esa
esclavitud y con estudio y trabajo, liberarse del capitalismo salvaje,
destructor de todo, destructor de vidas.
Nuestra práctica pedagógica, está centrada en la formación integral de la
mujer y el hombre, para buscar de esa manera la transformación de esta sociedad
decadente, con una nueva concepción donde se aborda, lo biológico, psicológico,
social, ético y espiritual, para el fortalecimiento de una cultura, donde la
gente participe de manera activa e igualitaria, en la construcción del
desarrollo humano pleno, en condiciones dignas, en el marco del fortalecimiento
de los valores socialistas,(ética, principios, moral) para buscar el
fortalecimiento popular.
Así mismo, centro la actividad docente, en acciones fundamentadas en
lo interdisciplinar y en transdisciplinar, destinadas a promover el
empoderamiento de la gente, como sujetos de derecho, exigiendo un adecuado
tratamiento de las garantías, frente al derecho a la gratuidad educativa y a la
promoción de ambientes favorables para el estudio, que requiere de la toma de
decisiones responsables, conducentes al aprovechamiento racional del presente y
del futuro patrimonio sociocultural.
Es por ello que, el docente, debe
fundamentar su práctica pedagógica, en el uso de LA INVESTIGACION, como base de
proceso educativo y considerar los procesos de transformación, en
correspondencia con los procesos históricos concretos, la formación actualizada
de las y los estudiantes, para que profundicen, creen e innoven, y así,
impulsar la educación liberadora y emancipadora, en el contexto
socio-comunitario. Partiendo de los geo-histórico, como eje fundamental,
el bolivarianismo, la venezolanidad, fortaleciendo los elementos
socioculturales de cada espacio geográfico, así como los valores humanistas y
sociales fundamentales; el respeto a la vida, el amor y la fraternidad, la
convivencia armónica en el marco de la solidaridad, la corresponsabilidad, la
cooperación, la tolerancia, la valoración social, y ética del trabajo, y el
respeto a la diversidad propia, de los diferentes grupos humanos, a nivel
local, regional, nacional, latinoamericano, caribeño y universal, como lo
establece el artículo 3 de la Ley Orgánica de Educación (2009).
Por lo anteriormente expuesto, el docente bolivariano socialista, debe
direccionar la praxis pedagógica, hacia estrategias innovadoras, que permitan
romper esquemas paradigmáticos capitalistas; centrándonos en la formación
integral de los seres humanos, fundamentados en muchos teóricos y autores de
todo tipo, en especial, la corriente emancipadora de Simón Rodríguez, la
pedagogía liberadora de Paulo Freire y sobre todo, lo que nos enseñó nuestro
gran profesor, Hugo Chávez Frias. Son aportes liberadores, con miras a la
transformación de la sociedad, con una nueva concepción, centrados en el desarrollo
humano, a través de los principios de sustentabilidad y sostenibilidad, que en
toda actividad humana, es necesario que estén presentes, más aún, en la
búsqueda de la construcción de la socio-productividad; la identificación, el
conocimiento, la valoración y conservación de nuestro patrimonio natural y
cultural (tangible e intangible), además de contribuir con la nueva visión de
seguridad y soberanía alimentaria, desde lo endógeno, para la formación de la
nueva mujer y el nuevo hombre vinculados al desarrollo endógeno productivo y
sustentable, conjuntamente con el modelo socio-productivo del país, en el marco
de la construcción colectiva y de la participación protagónica y
corresponsable, que reza la carta magna.
Comentarios
Publicar un comentario